Herbario otoñal

El ejercicio de contemplar la vegetación me resulta fascinante. Cuánto podemos entender de nuestra condición con sólo observar nuestro entorno. El ritmo de vida que acostumbramos llevar tan alejado está de esta práctica. De apreciar lo pequeño, dignificarlo. Tratar su delicadeza, afrontar su fragilidad. Nuestra fragilidad.

En la hoja seca, que cae en otoño, descubro el valor de la vida, la muerte, el giro trascendental que podemos otorgarle. Coso las hojas, las pego, escribo. Un proceso que dedica tiempo, y amor, a esa reliquia de la tierra en la que vivo, que me hace.
Un espacio de reflexión,
de sanación.